Estas páginas negras son mis altares a Saturno. Nada de lo que lees aquí sobrevivirá a la próxima actualización. Que este sacrificio rutinario salve al resto de este sitio, que ya ha sido devorado muchas veces a lo largo de los años. No te cebes, dios hambriento, con toda mi página, toma sólo esto que yo te ofrezco.



A veces siento una confianza sobrehumana en lo que hago, y otras me siento como el más inútil de entre quienes me rodean. Sólo hay una cosa que se mantiene cierta siempre: el módulo saldrá.

Hoy hemos hecho una incursión en las naves de pintura. Entré cuando los chorreadores pararon para comerse el bocadillo. El ambiente era irrespirable y no veía nada más allá de los dos metros, la arena y los metales en suspensión hicieron de la mañana noche cerrada. En menos de un minuto cambiamos las penetraciones que habían entrado erróneamente por las correctas, y todo quedó entre nosotros.

Ojos que no ven, corazón que no siente.