Estos últimos días ha estado lloviendo una barbaridad en mi zona, tanto que estaba algo preocupado por unas habas que planté hace unos meses. Las planté con culpa, a destiempo, después de haberlas abandonado por lo menos un mes. Las puse en mi cocina, como recordatorio de que tenía que comprar la tierra y preparar al menos una maceta grande, pero ni con esas me dí prisa en plantarlas, y encontré muchas excusas para dejarlas de lado. Cuando por fin las planté ya se habían ido los últimos días de calor del año, ya eran inicios o mediados de noviembre, y no sabía si eso les iba a afectar mucho, o si por el contrario les daría igual y crecerían de todos modos. En las siguientes semanas las habas de otra gente (conocidos míos por un lado, y conocidos de mis padres por otro) ya estaban creciendo, y las mías seguían escondidas bajo la tierra. De vez en cuando sacaba alguna, y aunque podía verlas algo hinchadas, no sabía si era porque dentro de ellas se estaban formando nuevas plantas o si era porque se estaban pudriendo. Por aquel entonces yo estaba en la zona baja de mis oscilaciones emocionales, por decirlo de alguna manera. Estaba proyectando mis emociones tristes en las plantas, y por eso las veía con pesimismo, y me culpaba de no haberlas plantado antes, cuando tuve tienpo de sobra para hacerlo (siempre culpándome, qué pena de vida jajaja). A pesar de todo esto, seguí trabajando en mis cosas, y no me dejé arrastrar tanto como me había dejado arrastrar en el pasado por los pensamientos pesimistas, y tras ver que no me iba tan mal en lo personal, un día me asomé al patio y ví que, por fin, estaban empezando a brotar las habas. Desde entonces estoy inspirado, y tengo grandes expectativas para este año, que creo que va a ser de los mejores que he vivido en los tiempos recientes. Junto a mí están creciendo las habas, y me estoy alegrando mucho por ellas. Como dije antes, estas dos últimas semanas han sido de lluvia casi constante, y mis ánimos se vieron un poco afectados por esto, y temí otra vez por el futuro de estas plantas, no fuese a ser que se fueran a ahogar o se fueran a pudrir. Estas preocupaciones resultaron ser como el resto de mis preocupaciones habituales: tonterías. Han crecido tanto que dentro de nada tendré que organizarlas en nuevas macetas para que todas tengan espacio suficiente. Hasta las que peor iban han crecido bastante gracias a las lluvias, y las que estaban más crecidas requerirán pronto de sujeciones para mantenerse erguidas. Es muy curioso esto de las plantas, crecen por encima de sus posibilidades, o al menos, crecen sin importarles realmente su supervivencia, porque en el mundo de las plantas no existe la supervivencia, como sí existe en nuestro mundo. Viven en lo que yo llamaría "el mundo de la acción", mundo del que siempre me he sentido algo separado. Esta es la acción ciega y pura de algo que sólo puedo llamar Dios, el movimiento conjunto de todas las cosas, que existen de forma indiferenciada, y que no son separadas en distintos Objetos™ hasta que nosotros, sujetos diferenciados del mundo, no las separamos y les proyectamos nuestro orden. ¿Hasta qué punto puede ser entendida la Acción? No lo sé. Esta es una dinámica que se me escapa, pero me fascina aun así.

Pasando a otro tema, más personal, hoy hace un mes de la muerte de mi perro, al que quería mucho. Es raro que ya no esté, pero por los propios movimientos de la vida este año no pude verlo tanto como los anteriores, porque estuvimos separados geográficamente y ya no vivíamos en la misma casa. Esa ausencia física fue como una especie de preparatorio, y me ha ayudado a amortiguar el golpe. Todo parece converger y estar interconectado, o al menos así lo veo yo, pues soy humano, y por tanto estoy en cierto sentido "condenado" a encontrar hilos narrativos allá donde vaya. Veo que ya no soy un niño, sino un hombre. Esa palabra siempre me había quedado demasiado grande, el ser un hombre no es poca cosa. Me despido de mi perro, compañero de mi adolescencia al que siempre recordaré con mucho cariño. Esa noche soñé con él, y lo ví libre de enfermedad y joven de nuevo, y me miró una última vez, y se fué corriendo, jugando, por el sendero verde que tantísimas veces recorrimos juntos. Descansa en paz.















Escrito a partir del 30 de enero del 2025
Última actualización el 30/01/2025

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