Desde que mi padre me dijo un día que me parecía al Doncel de Sigüenza, este ha sido una especie de símbolo para mí. Esa era mi época de pelo largo y flequillo medieval, un peinado al que puede que vuelva, si me atrevo...



Yo de pequeño creía que los dos principales motivos de la religión eran el explicar lo desconocido y dominar las mentes de las masas, y por eso me pasé la niñez y adolescencia burlándome de los creyentes, creyéndome yo que era superior por saber más y por no dejarme controlar por autoridades espirituales. Con el tiempo dejé de ver de esta manera a los creyentes, y ahora soy incapaz de odiarlos como de pequeño. Las explicaciones antiguas sobre la razón de ser de las religiones me comenzaron a parecer tontas y poco convincentes, pero durante mucho tiempo no pude sustituirlas con nada, así que la religión pasó a ser algo extraño, superficialmente incomprensible y, para horror de mi yo infantil, atrayente en lo interno y oculto. Creo que es por pura insatisfacción. Conforme avanzaba mi vida podía ver lo vacía que realmente era, con los años mi frase típica de que "me muevo por inercia" [1] se hacía cada vez más cierta. Una vez llegué a un entendimiento práctico de que no podía encontrar satisfacción verdadera con ninguna de las cosas que el mundo me podía dar, entendí el por qué de buscar fuera. 23/03 - {{ Aun así, sé que es en el mundo donde tengo que buscar, no puedo huir de él porque me persigue como mi sombra. }}

15/03 + 23/03 - {{ Una de las cosas más misteriosas de las religiones es el concepto del más allá, de la vida tras la muerte, del cielo, del infierno, etc. No veo motivo por el que la gente históricamente haya pensado en estas cosas. ¿Qué hay que pensar? De hecho intuyo que darle importancia a la vida tras la muerte distrae del verdadero propósito de las religiones, es como un tumor que les ha surgido, un cuerpo extraño. Creo que es porque desde mi entendimiento no podemos estar jamás separados de Dios (del Todo o de la Realidad, si así se le prefiere llamar). Creo que este mundo de acción ciega e indiferenciada e inabarcable del que somos parte es fruto de Dios. Lo extraño en todo caso es pensar que no somos Dios, y que necesitamos reunirnos con Él, e igual de extraño es separar este Todo en distintos fenómenos con naturaleza propia, cuando realmente nada puede existir al margen del resto de las cosas que existen (afirmando un instante afirmamos toda la Eternidad que este esconde). ¿No es acaso cuestión de "limpiar el espejo" para poder vernos? Desconozco por qué pensamos que las cosas "son" y tienen agencia. Me imagino que sin este recipiente no podría experimentar (experimentarme) y conocer (reconocerme (conocer-me de nuevo)). La razón por la que puedo hablar de todo esto es porque todavía no lo sé de forma práctica. Mi "yo" se basa en la creencia de que estaba separado del mundo por un gran abismo, y por eso me he sentido siempre privado de participar en el mundo vivo irreflexivo en el que veía moverse al resto de la gente y de las cosas. Lo he odiado y resentido, me siento atrofiado tras tantos años de esto. Deseo zambullirme en él y perderme, o al menos, perder mi carga, hacer que se hunda en las aguas y poder nadar desnudo. }}

Hay un sueño que tuve hace algo más de un año que me impactó mucho. Aquí está el texto de lo que apunté al despertarme:

Para volver a mi hogar debía pasar por una jungla muy frondosa, no había ningún camino. En la entrada me encontré con unas mujeres a las que ya conocía, aunque ahora despierto no sé quienes son. Como yo ya había ido por esa jungla con ellas, me ofrecieron la oportunidad de ir yo delante esa vez, así me quedaría mejor con el camino y aprendería a no depender de ellas en mis futuras travesías. Tras un buen rato llegamos a una zona extraña para todos, ese no era el camino, así que decidimos darnos la vuelta y probar por otro sitio. A los pocos segundos de volvernos vimos que en el camino de vuelta había un charco. Todo estaba muy tenso. De repente, desde el agua algo le dió un zarpazo en la cara a la que estaba más cerca. Ella estaba de espaldas y nos separaban varios metros, pero ví que desde su cara salía la sangre a borbotones. Sentí un miedo y unas nauseas terribles. Se giró y nos miró al resto, y vimos que no podía creerse lo que le acababa de ocurrir. Lo siguiente fue un caos, del agua salió alguna clase de jaguar, pero sus zarpas lo cortaban todo con demasiada facilidad, sus cortes eran imposiblemente limpios. Una perdió un brazo, nuestra formación en fila se deshizo, y todo fueron sangre y trozos humanos.

Me ví cayendo por una ladera y acabé en un lago poco profundo. Tras de mí cayeron extremidades, órganos y muchísima sangre. Recuerdo sus caras, aunque sólo las conociese del sueño fue como si hubiesen matado a mis familiares y mis amigos, confiaban en mí y por mi equivocación habían muerto todas. Me pongo malo de recordar sus últimas expresiones y miradas. De repente, entre todas las cosas que caían al lago, cayó el jaguar, y comenzó a seguirme bajo el agua. Yo no podía hacer nada, pero en el último momento algo me salvó. En la orilla del lago había un hombre y dos caballos blancos. Me acerqué y el hombre me calmó con su mera presencia, me dió una seguridad diría que infinita. Nos subimos a los caballos y tranquilamente comenzamos el retorno a mi hogar.

El camino era muy largo y monótono, es uno que conozco muy bien en la vida real. Ni siquiera sé de qué hablábamos (realmente dudo que llegásemos a hablar), pero llegado el momento lloré mucho, creo que de alegría, y pensé con muchísima intensidad en lo mucho que había crecido (creo que me lo dije a mí mismo en segunda persona). Ese camino es extraño, y en el sueño lo era aun más. Es completamente recto y liso, y está rodeado de arbustos y vegetación, no tiene ni un bache. Lo sentí como si fuese el purgatorio. Había una gran penubra, el sol brillaba sin ganas, el cielo era negro, y no se movía el aire, todo estaba sumido en una calma tensa, pero al mismo tiempo sentía la paz de que todo había terminado. Lo sentía como si fuese el límite de la existencia. No sé quién era ese hombre, pero le agradezco mucho el haberme acompañado.

Pero sigo siendo un cínico, y no sé cómo podría desarrollar la inocencia necesaria para tratar con estas cosas, nunca la tuve. Cualquier intento de acercamiento a la religión sería por puro interés propio, para ponerme una meta lo suficientemente lejana y tratar de olvidarme del tema. De todas formas sé que no merece la pena preocuparse por esto, porque sé que el tiempo me pondrá en mi lugar.

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Hace un año grabé esto. Es una improvisación con mi guitarra eléctrica muy interesante que grabé "descabezado", sin existir realmente. El primer minuto y medio es introductorio.











Escrito a partir del 02 de marzo del 2025
Última actualización el 10/03/2025

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Anotaciones


1. Cuántas veces habrá tenido que escuchar eso mi madre.