El objetivo o sentido de la vida no es ni el sobrevivir ni el reproducirse, eso son ocurrencias darwinianas inventadas no hace ni trescientos años. El instinto de supervivencia tiene más de enfermedad social que de verdadera guía vital, y es, de hecho, el mayor limitante a la hora de vivir libremente.
firmado,
Ataúlfo II el Rojo,
Rey del Mediodía
¿De dónde viene esto?
Mi preocupación con las normas y con vivir de acuerdo a cierto estándar de excelencia ha sido siempre legendario. Con sólo seis añitos ya había eliminado de mi habla todas las trazas de pronunciación andaluza, por no ser oficial, convirtiéndome así en pionero en mi familia en eso del no cecear. Desde entonces he reintroducido algo del habla autóctona, pero el daño ya está hecho. Odiaba al resto del mundo por su alejamiento respecto a lo correcto, les resentía, yo era su contrario. Leí los autores clásicos en el colegio y me hice más amigo de mis profesores que del resto de alumnos, y al profesor "enrollado" de Educación Plástica lo odié por no ser tan artista como yo, no me gustaban sus clases y por eso me tomé la libertad de pasar de ellas. Recuerdo una vez que se presentó en mi casa mi mejor amigo sin haberme avisado, y por llegar así de súbito y sin informarme, me negué a hablar con él. Con diez años soñaba con irme lejos a un país objetivamente mejor, alguno del norte, Noruega seguramente; algún país en el que la gente no fuese tan despreciable, tan "mediterránea". No había nada mejor que la razón, sólo con ella se podía distinguir entre lo bueno y lo malo. Desprecié al cristiano, desprecié al que prefería divertirse antes que estudiar o hacer algo de provecho, asocié las pasiones a lo desviado con respecto a las buenas maneras, y llegado el momento, me desprecié a mí mismo por mi incapacidad para seguirme el ritmo. Yo creía que mi valor dependía de mi seguimiento de las normas correctas del mundo, y mientras fui capaz de vivir en concordancia con estas allá por mis primeros años de conciencia, todo fue bien. Sin embargo, llegó un momento en el que fallé, y poco a poco, sin darme mucha cuenta, comencé a dudar cada vez más de mi propia capacidad para seguirle el ritmo a mi deber. Viéndome fracasar de formas de las que nunca había fracasado, decidí ocultarme al mundo bajo una identidad distante, viendo que era mejor tener poco trato con el resto, y procurando que el que tuviese fuese muy controlado; sólo mostraba mis éxitos con tal de dar la apariencia de que era capaz de cumplir mi deber. Por debajo poco a poco me pudría y me atrofiaba, me moría en vida, me veía incapaz de seguirle el ritmo al resto del mundo, y por ese mismo distanciamiento dificulté mi sanación, pues esta requería de sinceridad. No podía admitir que yo no valía, habría sido mi muerte. Mi fracaso, cada vez mayor, era una fuente de vergüenza infinita, y mi mente, ese avispero que tengo sobre los hombros, justificaba de todas las maneras mi retraimiento. Nunca me he dejado de criticar, todo lo que creo que el resto pensaría al saber de mi fracaso lo he pensado yo antes por ellos. Es abrumador, hago un problema de todo, hasta de las cosas más simples. Deshago mis pasos y ando en círculos constantemente, hasta no saber ni qué estaba haciendo ni por qué, y lo enreveso todo de tal manera que me hago imposible el decidir, a todo le veo fallas, y como no quiero fallar, no hago nada. Es increíble la de horas que pierdo en mi trabajo haciendo y rehaciendo hojas de excels, siempre se me ocurre algo que mejorar en los formatos, les quito columnas, se las vuelvo a poner, añado mil matices innecesarios y las recargo inútilmente. Si otros me dan algo ya hecho, lo reviso a mi manera, y tras gastar horas cambiando lo que no debería haber sido cambiado, me doy cuenta de que realmente nada de lo que he hecho sirve. Mi pensamiento tiende al desorden, es como una línea en la vida real. Desde lejos puede parecer recta, y para la mayoría de la gente basta con eso, pero para mí, como sé que al acercarme lo suficiente veré irregularidades en la recta, trato de tenerlas en cuenta, y luego saco las irregularidades de las irregularidades, y sé que hasta lo más simple es infinito, no hay nada que no sea infinito en matices, y no puedo darle fin a este proceso de acercamiento a la realidad infinita de las cosas, a no ser que me paren fuerzas de causa mayor, causas externas. Entonces me voy con la culpa de haber perdido el tiempo, de haber fallado a mi deber. Bla blablabla bla blabla bla blablabla blabla bla blablablablabla bla blabla bla blablabla blabla bla blabla bla blablabla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla blablablabla bla bla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla bla bla bla blablabla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla blablablabla bla bla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla bla blablablabla blablabla bla blabla bla blablabla blabla bla blablablablabla bla blabla bla blablabla blabla bla blabla bla blablabla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla blablablabla bla bla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla bla bla bla blablabla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla bla blablabla bla blabla bla blablabla blabla bla blablablablabla bla blabla bla blablabla blabla bla blabla bla blablabla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla blablablabla bla bla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla bla bla bla blablabla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla blablablabla bla bla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla bla bla blabla bla blablablabla bla bla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla bla blabla blabla bla blablabla blabla bla blablablablabla bla blabla bla blablabla blabla bla blabla bla blablabla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla blablablabla bla bla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla bla bla bla blablabla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla blablablabla bla bla blabla bla bla bla blabla blabla bla bla blabla blablabla bla bla bla
¿Qué es vivir libremente?
Actuar de forma ciega, sin miedo a equivocarse. Esa ha sido siempre la mayor de mis pesadillas, la razón por la que me he torturado tanto. Muchas veces mis acciones han sido calificadas como autosabotaje, como si las hubiese hecho con el fin de destruirme. No es así, las tomé por todo lo contrario, porque quería sobrevivir.
Llega un momento en el que para la gente como yo hablar demasiado de uno mismo acaba siendo contraproducente. Estoy enamorado del amanecer, de la carne, de las pasiones, del mundo, y noto que las palabras me alejan de esta cosa que amo y que mis vivencias me han ido revelando poco a poco. A partir de ahora hablará mi andar. Muchas son las tonterías que he tenido que escuchar de mi mente durante toda mi vida, y ya ha llegado un punto en el que estoy cansado de ella, todo lo que me tenía que decir ya me lo ha dicho, y le he prestado más atención de la que le debería haber prestado, de haberme respetado.
FIN DEL BLOG
Escrito a partir del 09 de abril del 2025
Última actualización el 11/04/2025
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